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Siete museos submarinos para bucear entre estatuas, peces y corales

El protocolo de entrada manda llevar puestas las aletas y las gafas de buceo. El escultor británico Jason deCaires Taylor ha creado, en distintas partes del mundo, parques de esculturas realizadas en hormigón de pH neutro para ayudar a regenerar los mares.

MUSAN (Chipre)

En el extremo oriental de la costa de Chipre, muy cerca de Cabo Greco, Ayia Napa es, desde el pasado verano, uno de los centros turísticos de mayor interés del país. Los viajeros no llegan hasta aquí atraídos solo por sus fantásticas playas. También lo hacen para conocer este singular bosque que se despliega bajo el mar. Entre sus casi cien esculturas hay árboles de hasta 13 toneladas, plantas y humanos que conviven en total armonía. Aprender a respetar el medio ambiente es el objetivo del MUSAN, que se puede recorrer palmo a palmo gracias a una especie de mapa del tesoro.

MUSEO ATLÁNTICO LANZAROTE (Islas Canarias)

Una pareja se hace una foto mientras un grupo de niños viaja en una barca de metal. Hombres de negocios juegan en un columpio y alguien se mira al espejo. Algunas figuras, mitad cactus, mitad humanas, emergen del mar para recordarnos la especial unión entre el hombre y la naturaleza. Son solo unas cuantas de las esculturas de este peculiar museo situado en la bahía de Las Coloradas, al sur de la isla, un arrecife artificial a 14 metros de profundidad. ¿Y cómo llegamos? A través de un tour subacuático que comienza en las escuelas de buceo oficiales de Playa Blanca.

OCEAN ATLAS (Bahamas)

Es tan solo una niña, pero mide seis metros de altura y pesa, ahí es nada, 60 toneladas, lo que la ha llevado a ostentar un sorprendente título: es la escultura subacuática más grande de todo el planeta. Su nombre nos lleva a recordar el mito de Atlas, el titán al que Zeus condenó a cargar sobre sus hombros el peso de los cielos para la eternidad. Lo que fue un castigo para él, no parece, por su expresión, un drama para ella, que sostiene, bajo las aguas de Nassau, en cuclillas, a cinco metros de profundidad, el océano Atlántico. Además de aletas y gafas ¡hay que llevar cámara de fotos!

ÉCOMUSÉE SOUS-MARIN (Francia)

Un pescador de 80 años y un estudiante de 9 fueron dos de los elegidos para posar para Jason deCaires Taylor, quien se inspiró en personas reales para crear las seis esculturas que forman este museo de Cannes, cerca de la costa sur de Île Sainte-Marguerite. No hace falta ser experto buceador: al estar situado a poca profundidad (entre tres y cinco metros) podemos llegar a él haciendo esnórquel. Las figuras son, en realidad, rostros de dos metros de altura, que más bien parecen caretas. Será, quizás, porque en la isla vivió un misterioso personajes francés: El hombre de la máscara de hierro.

SIDE UNDERWATER MUSEUM (Turquía)

A 25 metros de profundidad, Poseidón, con su tridente, nos da la bienvenida a este museo de la ciudad costera de Side, en la provincia de Antalya, en la parte oriental de la costa de Panfilia. Es solo una de las 110 figuras que dan vida a esta auténtica ciudad subacuática, dividida en cinco áreas temáticas: La guerra de independencia, Derviches girando, Jardín de flores, Caravana de camellos y El templo del dios del mar. Miden entre uno y seis metros de altura y algunas están lo suficientemente cerca de la superficie como para que los buceadores menos hábiles puedan disfrutar de ellas.

MUSEO SUBACUÁTICO DE ARTE (Cancún)

Regenerar el ecosistema marino y recuperar los arrecifes de coral fue el objetivo primero de este museo bajo las aguas del mar Caribe, entre Cancún e Isla Mujeres. En total cuenta con ¡500 esculturas de tamaño real! creadas no solo por Jason deCaires Taylor. A este proyecto se han sumado artistas mexicanos como Karen Salinas, Roberto Díaz Abraham, Rodrigo Quiñones Reyes o Salvador Quiroz. Coleccionista de sueños, Zoé, Hombre en llamas La promesa son algunas de las obras, a diez metros de profundidad. Los que no sepan bucear están de suerte: hay tours en barcos con el suelo de cristal.

GRENADA UNDERWATER SCULPTURE PARK (Granada)

Inaugurado en la Bahía Moilinere en 2006, dos años después de que el huracán Iván lo arrasara todo, este fue el primero de los museos creados por Jason deCaires Taylor. Ocupa ochocientos metros cuadrados y cuenta con más de setenta esculturas, entre ellas Vicisitudes, que representa a un grupo de niños cogidos de la mano, y El último corresponsal, un hombre sentado en un escritorio con su máquina de escribir. El artista granadino Troy Lewis es el autor de catorce de las figuras, con símbolos amerindios. Todas están situadas a unos cinco metros de profundidad. Peces y corales viven en ellas.